¿Qué está pasando?
El 5 de junio llovió sobre mojado al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en sus perspectivas de crecimiento, pues la agencia Fitch rebajó la calificación crediticia a “BBB-” desde “BBB+”, a dos escalones del grado especulativo. Mientras que Moody’s mantuvo la calificación, pero cambió la perspectiva de estable a negativa, debido a una combinación de factores que involucran a Pemex, Donald Trump y la incertidumbre económica.
Por otra parte, el equipo enviado por López Obrador a Washington no consiguió un acuerdo con el gobierno de Donald Trump para evitar la imposición de aranceles de un 5% del valor de las exportaciones mexicanas, que entraría en vigor el 10 de junio, reportó la cadena CNBC.
¿Por qué hicieron esto las calificadoras?
Fitch indicó que esta baja en la calificación refleja una combinación entre el mayor riesgo para las finanzas públicas por el deterioro del perfil crediticio de Pemex, junto con la debilidad del crecimiento del país, que se ve agravada por las crecientes amenazas externas en materia comercial.
“Los diferenciales de la deuda de Pemex sobre la deuda soberana aumentaron sustancialmente en el primer trimestre de 2019, lo que llevó al gobierno a aumentar el apoyo. El costo fiscal de ese apoyo hasta la fecha representa el 0.2% del PIB al presupuesto en inyecciones de capital y menores impuestos efectivos, pero a juicio de Fitch, no son suficientes para brindar una solución a largo plazo o evitar un deterioro continuo en el perfil crediticio de Pemex”, dijo la calificadora en un comunicado.
Fitch espera que la producción de petróleo se contraiga en un 5% en 2019 y 2020.
Por su parte, Moody’s resaltó la incertidumbre en la política económica de López Obrador como una de las principales razones para cambiar la perspectiva de calificación a negativa.
“La falta de coherencia en el marco de política económica ha menoscabado la confianza de los inversionistas, generando un impacto negativo en las perspectivas económicas de México.”
La agencia agrega que el extenso mandato que esta administración ha otorgado a Pemex, la precaria salud financiera de la petrolera paraestatal y mayores dificultades para acceder a los mercados de capitales sugieren que la necesidad de apoyo financiero por parte del gobierno a la empresa podría ser sustancial.
¿Qué tan mal está Pemex?
Además de la gran deuda, el problema de Pemex es su producción en declive y que el gobierno trata de estabilizar y, al mismo tiempo, le da otras responsabilidades, como construir la refinería de Dos Bocas, en Tabasco.
La producción de petróleo crudo de la compañía durante abril fue de 1.69 millones de barriles diarios, un descenso de 10.2% con respecto al mismo mes del año pasado, de acuerdo con cifras publicadas por la petrolera estatal. Desde enero de 2018, la caída ha sido de 12.3%.
Al inicio de la actual administración, se planteó que la meta de producción de petróleo fuera de 1.84 millones de barriles diarios. Sin embargo, ante el constante descenso, después se redujo la estimación a 1.80 millones; en febrero pasado se redujo nuevamente a 1.77 millones de barriles y en abril a 1.71 millones.
¿Cómo pueden afectar los aranceles que quiere imponer Trump?
Moody’s y Fitch identificaron esta amenaza del mandatario norteamericano como un nuevo riesgo para la economía mexicana, debido a la profunda relación con Estados Unidos. En 2018, el país vendió 346,527 millones de dólares en productos a la unión americana, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio de dicho país.
Un análisis de Citigroup calcula que las pérdidas del PIB mexicano podrían oscilar entre un 0.9% con un arancel del 5% y hasta un 4.6% con un arancel del 25%, mientras que las represalias que aplique México significarían un crecimiento mucho más modesto de 0.04% a 0.4% en Estados Unidos.
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