La transición de México hacia energías más limpias está en entredicho. La cancelación de la cuarta subasta eléctrica por parte del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y la nueva estrategia gubernamental despiertan el temor de que los compromisos asumidos por México en la Ley de Transición Energética no sean cumplidos.
La ley establece como meta una participación mínima de energías limpias en la generación de energía eléctrica del 25% para el año 2018, del 30% para 2021 y del 35% para 2024, de acuerdo con el ordenamiento legal publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de diciembre de 2015.
Los productores independientes de energía representan 26.7% de generación de energía en el país, de acuerdo con el último informe anual de CFE.
Pero ahora la incertidumbre reina entre las empresas de las fuentes renovables.
“El gobierno de López Obrador está sacándole la lengua a estos compromisos que nos ponen en la modernidad”, asegura Miriam Grunstein, investigadora del Baker Institute.
La administración de Enrique Peña Nieto llevó a cabo 3 subastas que permitieron establecer contratos para la instalación de parques solares y eólicos, así como plantas térmicas en 18 entidades del país para la generación de energía eléctrica.
Pero no solo los compromisos ambientales de México están en juego. La salida de inversiones del país, falta de infraestructura y costos más elevados en la producción de la electricidad son parte de los escenarios que podrían observarse frente al cambio de política energética.
“El gobierno parece que no comprende los mecanismos nacidos en la reforma energética, ya que las subastas han permitido obtener los mejores costos en la generación de energía eléctrica a través de fuentes eólicas en el mundo y el segundo mejor costo a nivel mundial por la vía fotovoltaica, tan solo por debajo de Dubái”, dice Gonzalo Monroy, especialista en el sector energético.
Si la asignación de nuevos proyectos no se da en un futuro, la situación será más complicada en el largo plazo para las empresas y toda la industria.
“Las empresas que iban a invertir y tener un contrato con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de largo plazo, ya sea por potencia o subasta, no lo van a tener y esto nos va a retrasar en incumplir con la meta que se había dado”, asegura Ramsés Pech, especialista en el sector energético.
El especialista advierte sobre el riesgo de que las inversiones venideras al país podrían irse a otra nación, ya que varios países buscan incentivar el desarrollo de proyectos con energía renovable, como es el caso de la solar y eólica.
El país se encuentra en la posición 4 de 71 economías con mayor atractivo para inversiones en energías limpias, detrás de China, Jordania y Brasil, según Bloomberg New Energy Finance, quien también ubica a México como uno de los 10 países con mayor inversión en este rubro y alcanzar un crecimiento en las inversiones de 516% en 2017, comparado con el año previo.
“La CFE no va a tener energías renovables y pierde un grado de compañía que está transitando a este tipo de energías”, dice Pech.
Las subastas
El pasado jueves 31 de enero, el Cenace anunció la cancelación de la Subasta de Largo 2018, la cual se encontraba suspendida desde el 3 de diciembre por la revisión que llevaba a cabo la CFE y la Secretaría de Energía (Sener) de los objetivos y alcances del mecanismo contemplado en la reforma energética.
“La necesidad de proceder a la cancelación de la SLP-1/2018 se realiza en observancia del marco jurídico actual y de consideraciones técnicas, económicas y planeación energética”, dijo el organismo público descentralizado.
Gonzalo Monroy es enfático al asegurar que el Cenace no ofrece una argumentación suficiente para hacer la cancelación en las subastas eléctricas. “No ofrece ninguna razón de tipo técnico o financiero. No hay ninguna razón para haber cancelado y eso mete mucha incertidumbre al proceso de largo plazo”, dice.
Las subastas para adquisición de energía de mediano y largo plazo son mecanismos establecidos en la reforma energética para celebrar contratos y satisfacer las necesidades de Potencia, Energía Eléctrica Acumulable y Certificados de Energía Limpias (CEL).
Las subastas de largo plazo tienen una duración de 15 años y 20 años en el caso de los CEL.
El principal elemento que se toma en cuenta en las subastas es el costo marginal de la energía en el corto plazo, lo cual se traduce en el costo de los combustibles. Las energías renovables son los ganadores en este sentido por la disponibilidad de los recursos.
La mayor parte de la energía que se genera en el país es por ciclo combinado por parte de los privados y la CFE.
En 2017, la capacidad instalada del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) fue de 75,685 megawatts, 70.5% corresponde a centrales eléctricas convencionales y 29.5% a centrales eléctricas con tecnologías limpias, de acuerdo con el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2018-2032, elaborado por la Sener.
Una planta de generación que emplea gas natural representa entre 35 y 45% el costo del combustible y una de combustóleo entre 60 y 70% del total para generar electricidad.
La producción de energía a través de combustóleos es uno de los métodos más contaminantes para obtener energía eléctrica.
“Estamos cerrando la puerta a las fuentes de generación de energía más competitivas y eso nos lleva a un costo más alto”, dice Monroy.
Si no se siguen los planes de trabajo para alcanzar las metas establecidas en la Ley de Transición Energética, el país tiene el riesgo de vivir un atraso de casi 7 años frente a otros países, considera Ramsés Pech.
“Costa Rica y otros países ya se encuentran en procesos de transición a energías renovables y si dejamos de trabajar en este sentido, vamos a llegar tarde”, dice.
El sol no regresa
En 2013, se inauguró en México la primera central solar de gran escala, la cual tenía una capacidad de 30 megawatts. Hoy la capacidad instalada es de 3,000 megawatts.
Los procesos de subasta permitieron que 10 plantas de energía solar se encuentren en operación comercial, las cuales suman una inversión de 6,300 millones de dólares (mdd).
“México ya es un jugador importante en el ámbito de la energía solar en el mundo”, asegura Héctor Olea, presidente de Asociación Mexicana de Energía Solar (Asolmex).
El costo de la tecnología se ha reducido y es más competitiva que hace 5 años. Tan solo el costo de los equipos para montar un parque solar ha bajado en 75%.
Las condiciones de mercado han permitido que en Coahuila se encuentre el parque solar más grande de América, y el segundo a escala internacional.
“Este mecanismo de subastas eléctricas ha sido muy exitoso para detonar nueva inversión de manera muy amplia en todo el territorio nacional”, dice el dirigente de Asolmex.
En la actualidad, 11 entidades de la República Mexicana cuentan con al menos un proyecto de energía solar y es que 85% del territorio nacional tiene condiciones óptimas para la generación de energía solar.
“México es uno de los países que cuenta con recursos solares para detonar la industria”, dice el ejecutivo mexicano.
Hoy, la incertidumbre se vislumbra hacia el mediano plazo y los empresarios temen el desarrollo de proyectos futuros. El desarrollo de la cuarta subasta eléctrica era una señal de certidumbre para los inversionistas.
“Los inversionistas del sector solar estamos listos para hacer fuertes inversiones en este sector, siempre y cuando se den las condiciones de certidumbre en las reglas del juego”, explica Héctor Olea, quien cree que todo es perfectible en los procesos, pero hasta el momento el mecanismo ha demostrado ser exitoso.
Hasta el 16 de enero pasado, las autoridades del gobierno federal no habían recibido a los empresarios con proyectos a través de energía fotovoltaica para conocer sus expectativas en la generación de energía eléctrica.
“Esperamos tener la oportunidad de expresar nuestras dudas a las autoridades”, dice el presidente de Asolmex.
La tormenta perfecta
El pasado 30 de enero, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) dio a conocer la cancelación de las líneas de transmisión de corriente directa en alta transmisión (HVDC, por sus siglas en inglés) del Istmo en Istmo de Tehuantepec y Baja California.
Las obras implicaban inversiones por el orden de los 3,300 mdd y tenían el objetivo de transmitir la energía renovable generada en las dos regiones del país.
En el caso de la línea de transmisión en Oaxaca, la tecnología HDVC permitiría la salida de energía de 27 parques renovables de un total de 49 en el país. Un nubarrón más para las energías limpias.
“Si tú no inviertes en infraestructura, no puedes transmitir electricidad y no puede llegar cualquier proyecto. De nada sirve la generación de cualquier tipo de energía eléctrica si no tienes línea de transmisión”, asegura Ramsés Pech, quien considera que las inversiones en líneas de transmisión son urgentes.
Si modifican los proyectos de producción independiente, sí podrían meter en problemas la generación de energía y desabasto eléctrico. “Para la gasolina puedes hacer colas, para la electricidad no”, advierte Grunstein.
Un país dependiente
En 2017, se invirtieron en generación de electricidad casi 750,000 millones de dólares (mdd) a nivel mundial, asegura Pech, quien plantea la duda sobre cuánto será el monto que ofrecerá México en el contexto internacional.
“Lo que a mí me está causando mucho ruido es que no estamos viendo que la electricidad no depende mucho de las tecnologías, sino de la materia prima disponible para generarla”, dice el especialista.
El país produce gran parte de la energía por ciclo combinado, lo que implica la utilización de gas natural, el cual es importado.
“Nos estamos volviendo dependientes de la importación de gas natural, porque no estamos desarrollando las cuencas gasíferas del sureste. Si no nos ponemos las pilas, no vamos a tener la materia prima suficiente y aunado a la cancelación de las licitaciones, ¿quién va a entrarle a las energías renovables?”, cuestiona Ramsés Pech
Las empresas del sector coinciden con el presidente Andrés Manuel López Obrador en que la generación de energía no puede depender de las importaciones del extranjero, dice el presidente de Asolmex.
Los subsidios sí podrían crecer por el tipo de generación. El costo de generación sería más caro, ya que no es competitivo el modelo para la CFE.
En la actualidad, los subsidios para la generación de energía eléctrica son de un estimado de 6,000 mdd. “De ese tamaño, es el subsidio que estamos entregando”, dice Monroy.
Por ahora, Miriam Grunstein cree que la decisión de Cenace podría colocar a CFE como la encargada de decidir las adjudicaciones.
“Si va a usar sus propias plantas de generación, que están viejas y contaminantes, es una mala decisión y si va a reformar el marco jurídico para que Cenace ya no sea convocante, podríamos entrar en una crisis energética, ya que la generación de CFE depende casi completamente de externos”, dice la investigadora del Baker Institute.
El presidente López Obrador aseguró que se respetarán los 67 contratos firmados con las 42 empresas ganadoras en las tres subastas previas, las cuales tienen el compromiso de instalar una capacidad de 7,519 megawatts, equivalentes al 10% de la capacidad actual del país.
La promesa de Manuel Barttlet, titular de la CFE, de bajar las tarifas de energía eléctrica pone sobre la mesa dos panoramas: un precio controlado por parte del gobierno y costos de producción más altos frente al desincentivo de nuevos proyectos de generación.
“El camino era mejorar las eficiencias de todo el sistema y tener mayor inversión en generación, transmisión y distribución. Este esfuerzo se está viendo truncado”, dice Monroy.
Las subastas eléctricas permitirían disminuir el subsidio aplicado a la producción de energía eléctrica. La Comisión Federal de Electricidad sería la empresa que asumiría los costos de los energéticos empleados en el proceso de ciclo combinado.
La semana pasada, Manuel Bartlett, director de la CFE, presentó el Programa Nacional de Electricidad.
“Las decisiones tomadas hasta ahora son un retorno al estatismo muy injustificado, ya que no le hemos dado oportunidad al mercado para afirmar que no funciona en México (el modelo energético), mientras que estatismo ya nos ha mostrado sus ineficiencias”, advierte Grunstein.
El periodista solicitó comentarios a la Sener para conocer su posición, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
La industria espera que el sol le siga brillando en los negocios con los objetivos que México ha puesto en juego hacia la transición energética del país. Héctor Olea, de Asolmex, aún confía en la decisión final del gobierno. “Este es el único país que nos queda y seguiremos insistiendo en que las cosas funcionen y tenemos la esperanza de que así sea”.
Este reportaje fue publicado originalmente en Alto Nivel el 7 de febrero de 2019 y cuenta con la autorización del autor.